La compañía fundada por Bill Gates busca desarrollar su propia Inteligencia Artificial General, sin depender de ChatGPT. Su director de IA, Mustafa Suleyman, afirmó que la tecnología estará “subordinada al control humano” y “enfocada en el bienestar de las personas”.
La promesa de una “superinteligencia humanista”
En su nuevo comunicado, Mustafa Suleyman explicó que la visión de Microsoft apunta a una “superinteligencia humanista”, es decir, una forma avanzada de IA que mantenga a las personas “en el centro del sistema” y no opere de manera autónoma. Según detalló, la empresa busca que estas tecnologías “ayuden a aprender, actuar, ser productivas y sentirse acompañadas”.

El concepto se inscribe dentro del desarrollo de la Inteligencia Artificial General (AGI), una etapa en la que los sistemas podrían alcanzar o superar el nivel de razonamiento humano. “No pretendemos ofrecer una IA con altos grados de autonomía, sino una cuidadosamente calibrada y contextualizada”, subrayó Suleyman.
Sin embargo, Microsoft no es la única compañía que avanza hacia este horizonte. Este año, Meta (la empresa matriz de Facebook) también creó un área dedicada a la “superinteligencia”, con fuertes inversiones en contratación de investigadores provenientes de otras tecnológicas.
Riesgos y llamados a la regulación global
El anuncio de Microsoft se da en un contexto de creciente preocupación internacional por el desarrollo acelerado de la IA. A fines de octubre, más de 800 personalidades, entre ellos el cofundador de Apple y pioneros del sector, firmaron una carta abierta para exigir una pausa en la carrera hacia la superinteligencia.
“Los sistemas de IA de vanguardia podrían superar a los humanos en la mayoría de las tareas cognitivas en tan solo unos años”, advirtió Yoshua Bengio, considerado uno de los padres fundadores de la disciplina. “Estos avances pueden resolver grandes desafíos globales, pero también implican riesgos significativos”, agregó.
Esa advertencia coincidió con un informe del Future of Life Institute (FLI), que detectó una “desconexión entre las metas de las principales empresas de IA y los deseos reales de los usuarios”.
Mientras tanto, Microsoft intenta posicionarse como un actor responsable en el nuevo mapa de la Inteligencia Artificial, impulsando un modelo de innovación que, según Suleyman, priorice la ética y la seguridad por sobre la velocidad del progreso tecnológico.
