Las simulaciones publicadas por Nature predicen una crisis para finales de siglo. El África subsahariana se convertirá cada vez más en el punto crítico. Los detalles
A medida que la población mundial continúa creciendo, garantizar el acceso a agua limpia y segura se ha convertido en una preocupación cada vez más importante, pero se sabe poco sobre cómo cambiará la calidad del agua en el futuro.
Hasta 5500 millones de personas en todo el mundo podrían estar expuestas al agua contaminada para el año 2100, según un estudio científico reciente. Las nuevas investigaciones han arrojado luz sobre los desafíos potenciales que la calidad del agua superficial puede enfrentar en los próximos años, particularmente en el África subsahariana. “
Si bien se prevé que la calidad del agua mejore en la mayoría de los países desarrollados, hay una advertencia importante: las perspectivas para las naciones más pobres son sombrías”, señala un estudio reciente, publicado en la revsita Nature Water.
En este trabajo un equipo de investigadores internacionales dirigido por especialistas de la Universidad de Utrecht, Países Bajos, ha proyectado un aumento en la contaminación de las aguas superficiales en el África subsahariana. Estos hallazgos resaltan la necesidad de medidas proactivas para proteger los recursos hídricos superficiales y salvaguardar el bienestar de las comunidades.
Sin una inversión adecuada en infraestructura o tratamiento del agua, “definitivamente estamos sentados sobre una bomba de relojería”, dijo Joshua Edokpayi, investigador en gestión de la calidad del agua en la Universidad de Venda en Thohoyandou, Sudáfrica.
Según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), dos mil millones de personas en todo el mundo ya luchan por acceder al agua potable. En las últimas décadas, la región de Asia Oriental y el Pacífico ha tenido la mayor contaminación de las aguas superficiales, debido a los auges de la industrialización y la población que han llevado a una mayor demanda de agua en áreas que no cuentan con la infraestructura para respaldarla.
El nuevo estudio, dirigido por el científico Edward Jones, investigador de la Universidad de Utrecht, enfatiza la importancia del desarrollo equitativo y sostenible, particularmente en las regiones que se espera experimenten los mayores desafíos. Usando un nuevo modelo global, evaluó cómo el cambio climático y los desarrollos sociales podrían afectar la calidad del agua superficial hasta finales de siglo.
Para investigar los efectos futuros de tendencias similares, los investigadores modelaron la calidad del agua en fragmentos de 20 años desde 2005 hasta 2100, utilizando modelos existentes de calidad global del agua. Consideraron tres escenarios climáticos futuros utilizados por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC).
El equipo descubrió que, en todos los escenarios, la calidad del agua empeoró en países de América del Sur y África subsahariana con economías emergentes. Por el contrario, en muchos países ricos, los niveles de contaminantes orgánicos y sustancias que pueden causar enfermedades tendieron a disminuir, debido a la mejora del tratamiento del agua.
En este modelo, la contaminación orgánica del agua en el África subsahariana se cuadruplicará con creces para 2100, dejando a 1500 millones de personas expuestas a agua no segura. El deterioro de la calidad del agua en el sur de Asia, Medio Oriente y África del Norte también conduce a una mayor exposición a la contaminación en esas regiones.
“Independientemente del cambio climático y el escenario socioeconómico, habrá un fuerte aumento en el número de personas que viven en el África subsahariana que están expuestas a la mala calidad del agua superficial -advirtió Jones-. Este patrón no se replica sistemáticamente en ninguna otra región del mundo”.
Incluso en el escenario futuro más optimista, el número de personas expuestas a niveles superiores de concentración de contaminantes en el África subsahariana se duplicará con creces. Alternativamente, bajo supuestos pesimistas, aquellas que contarán a aguas superficiales de mala calidad podría multiplicarse por cinco.
“Con la combinación de una fuerte degradación de la calidad del agua y los aumentos drásticos en el número de personas expuestas a la mala calidad del agua superficial, nuestro documento concluye que el África subsahariana se convertirá en el punto clave de contaminación del agua superficial en el futuro”, sostuvo Jones. Frente a esto, los desafíos son múltiples.
Según Jones, “las enfermedades causadas por agua contaminada con patógenos pueden representar un riesgo significativo para las poblaciones humanas. Con una población mundial en crecimiento, la disponibilidad de agua de buena calidad para el riego es de suma importancia. Además, la producción de energía, que es clave para el desarrollo global, puede verse obstaculizada por una combinación de bajos niveles de agua y altas temperaturas del agua”.
Por lo tanto, el estudio destaca la importancia de limitar tanto el cambio climático como la contaminación antropogénica del agua para salvaguardar tanto los medios de vida humanos como la salud de los ecosistemas en el futuro.
El equipo de trabajo contempló, además, la participación de Marc F. P. Bierkens, Peter J. T. M. van Puijenbroek, Ludovicus P. H. van Beek, Niko Wanders, Edwin H. Sutanudjaja y Michelle T. H. van Vliet.