Fue en un colegio de Mar del Plata. Por el hostigamiento, la alumna desarrolló un cuadro de epilepsia.
Ya no es una pesadilla, de la que es posible despertar. Lo que la Justicia determinó que sufrió una adolescente que cursaba cuarto año en colegio privado de Mar del Plata fue mucho más que un mal sueño: bullying, implacable y sostenido, que le provocó semejante estado de estrés a la estudiante que le causó un cuadro “crónico e incurable” de epilepsia. Ahora, un Tribunal de Mar del Plata determinó que la escuela la indemnice con una cifra millonaria. El fallo se suma a otro de octubre de 2021, cuando un colegio de Ensenada tuvo que pagar $ 500 mil a un chico que sufría hostigamiento verbal, físico y por redes sociales a lo largo de casi seis años.
Ahora, son más de 6 millones de pesos lo que los jueces Ricardo Monterisi, Roberto Loustaunau y Alfredo Méndez, de la Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial, dispusieron que la firma Enseñanza Integral SRL, que administra el Instituto Galileo Galilei, abone una ex alumna que desde 2017 y durante casi tres años padeció bullying por parte de sus compañeros sin que los directivos ni los docentes hicieran debido foco en la situación.
De hecho, según lo había determinado el 23 de noviembre de 2022 la jueza Mariana Lucía Tonto de Bessone, titular del juzgado Civil y Comercial 10 de esta ciudad, en primera instancia, desde el colegio propusieron “mandarla a hacer una terapia” a la alumna.
La jueza sostuvo entonces que “la prueba producida permitía corroborar la situación de vulnerabilidad y discriminación” que sufrió la menor, “reiterados y sistemáticos episodios de acoso escolar por parte de distintos compañeros de curso que fueron desde agresiones, insultos, intimidaciones y hasta violencia física traducida en empujones en los recreos, humillaciones dentro y fuera de clases”.
Las consecuencias de la angustia que le generó tal trato, había determinado la jueza Tonto de Besone y ahora los jueces de la Cámara de Apelaciones, “derivó en convulsiones y ataques de epilepsia”.
Respaldando la labor llevada adelante por la jueza de primera instancia, los camaristas citaron en su fallo al médico neurólogo que atendió a la alumna por diversos ataques epilépticos, quien concluyó que la joven debía alejarse de las fuentes de estrés o “evitarlas a toda costa, incluyendo la escuela”.
El papá de la alumna lo advirtió a la escuela en octubre de 2017 y un amigo de la chica contó que conocía la angustia que le provocaba el maltrato psicológico infringido por sus compañeros. Dijo que la calificaban de “tragalibros”, “la estudiosa”, que la discriminaban, que le decían que sus ideas eran muy malas, y que la dejaban fuera de los grupos de Whatsapp.
La Justicia destacó “episodios de hostigamiento, abusos, abucheos, silbidos, gritos y críticas por parte de los compañeros”, y “ultrajes físicos”, como ponerle el pie para que cayera, volcarle gaseosa encima o pegarle chicle en el cabello, “que no son solo manifestaciones que realizó la actora, sino que lo vertido en el informe pericial fue recabado a lo largo de varias entrevistas y técnicas psicológicas”.
“La responsabilidad de la demandada es plena, siendo que los inmerecidos episodios de acoso escolar sufridos en el colegio son los que derivaron en una serie de ataques de epilepsia que generaron un padecimiento de salud que bien podría nunca haberse manifestado de haber transitado la escuela secundaria en paz y sin violencia”, destacaron los jueces del recurso de la demanda.
El fallo de los camaristas indica que antes del hostigamiento que padeció en el Instituto Galileo Galilei “no había ningún antecedente que dé cuenta de la epilepsia que luego devino en crónica e incurable”.
“En suma, ha quedado suficientemente probado que el estrés sufrido por la actora como consecuencia del bullying del cual fue víctima en el ciclo lectivo de 2017 operó como el disparador o desencadenante de una patología crónica que hasta ese momento no reconocía antecedente alguno”, destacaron en el fallo.
La Cámara de Apelaciones incrementó el monto de indemnización que había fijado en una primera instancia Tonto de Bessone, que era de 1,6 millones de pesos, antes de la apelación.
Ahora, los jueces Monterisi, Loustaunau y Méndez resolvieron “incrementar el resarcimiento por incapacidad sobreviniente a un total $3.178.847,98 más los intereses que deben ser liquidados”. También endurecieron “el resarcimiento por daño moral a la suma de $3.199.999”. En total, la suma que deberá afrontar la institución supera los $6.378.846.
“Como responsables de una entidad educativa, debían conocer las potenciales consecuencias psíquicas y físicas que un alumno puede sufrir a causa del bullying”, sostuvieron los jueces.