La espirulina es una cianobacteria, también conocida como alga azul-verde, que crece en ambientes acuáticos, tanto dulces como salados. Aunque se la usa desde hace siglos en ciertas culturas, su consumo se volvió masivo en las últimas décadas por su perfil nutricional único.
Aunque se suele hablar de “la espirulina” como si fuera un solo organismo, existen diferentes especies dentro de este género. Las más comunes en suplementos son:
Spirulina platensis (o Arthrospira platensis): Es la más utilizada y la más estudiada científicamente. Se cultiva en América del Sur, África y Asia, y tiene un alto contenido de proteínas y antioxidantes como la ficocianina.
Spirulina maxima: Originaria de América Central, tiene propiedades similares, aunque con diferencias en su perfil mineral.
Spirulina fusiformis: Menos común, ha sido usada tradicionalmente en algunas regiones de Asia y África.
Aunque comparten beneficios similares, la composición exacta de cada tipo puede variar según la especie y el ambiente de cultivo.
Propiedades nutricionales de la espirulina
La espirulina contiene entre un 55% y 70% de proteínas, con todos los aminoácidos esenciales, lo que la hace ideal para la reparación y construcción de tejidos. Es rica en vitaminas del grupo B (B1, B2, B3), vitamina E y vitamina K.
Además de su altísimo contenido proteico, que puede alcanzar entre un 55% y 70% de su peso seco, superando gramo a gramo a la carne o el pescado que rondan entre el 20% y 25%, la espirulina es una fuente completa de aminoácidos esenciales. Por ejemplo, 10 gramos de este suplemento aportan entre 5,5 y 7 gramos de proteína, lo que equivale a casi 30 gramos de carne.
A eso se suma su aporte de minerales clave como hierro, magnesio, calcio, potasio y zinc, fundamentales para funciones metabólicas y el sistema inmunológico. También incluye poderosos antioxidantes como la ficocianina y el beta-caroteno, que ayudan a proteger las células del daño oxidativo. Y contiene ácido gamma-linolénico (GLA), un ácido graso omega-6 esencial con efectos beneficiosos para la salud.
Los 9 grandes beneficios de la espirulina para la salud
Reduce el colesterol malo (LDL), sube el bueno (HDL) y baja los triglicéridos, ayudando a mejorar el perfil lipídico.
Disminuye la presión arterial, especialmente en personas con hipertensión leve.
Ayuda a controlar los niveles de glucosa en sangre, siendo útil en casos de diabetes tipo 2.
Protege la salud del corazón, gracias a su efecto combinado sobre colesterol, presión arterial y glucosa.
Combate la inflamación crónica, por su alto contenido antioxidante, como la ficocianina.
Aumenta la energía y combate la fatiga, como lo muestran estudios que observaron mejoras en personas con agotamiento físico.
Mejora la fuerza y la resistencia física, lo que la convierte en un suplemento muy valorado por deportistas.
Tiene efecto hepatoprotector, ayudando a proteger y mejorar la función del hígado.
Posee acción antialérgica, con evidencia de reducción de síntomas en casos de rinitis alérgica.
¿Cómo consumir la espirulina?
Se puede encontrar en polvo, tabletas o cápsulas. La dosis recomendada suele ir de 1 a 3 gramos diarios, aunque algunas personas llegan a consumir hasta 10 gramos según indicación profesional. Es importante acompañarla con una dieta equilibrada y consultar con un especialista antes de comenzar a tomarla.
Aunque es un suplemento natural, no está libre de riesgos. Puede interactuar con ciertos medicamentos y debe provenir de fuentes seguras para evitar contaminación con metales pesados o toxinas. Siempre es recomendable verificar el origen del producto.