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Alerta por un inusual aumento de diarreas: sólo en CABA crecieron casi 70% en un año y aún no identifican la causa

También en varias jurisdicciones de la Provincia subieron los casos.

Mayor reporte, efecto arrastre del verano o de otras infecciones y la situación económica, entre las hipótesis de un fenómeno multicausal.

Casi todos los ministerios de Salud de las provincias y también el de Nación emiten informes semanales en los que actualizan las enfermedades que circulan y otros eventos sanitarios que muchas veces terminan en las noticias. Es el caso de las notificaciones de diarrea, que en lo que va de 2024 tuvieron, en la Ciudad de Buenos Aires, un alza del 69%, en comparación al mismo período de 2023.

Según información del ministerio que conduce Fernán Quirós, nada de esto se vincula a sintomatología ligada a dengue y compartieron que las cifras pesan de un modo variado en la geografía porteña.

De hecho, sintonizan bien con un apartado significativo del último Boletín Epidemiológico Nacional (BEN), que advierte un alza de casos de diarrea aguda en algunas zonas de la provincia de Buenos Aires.

Por región sanitaria XI se entiende (de norte a sur) el tramo que va desde La Plata hasta Dolores; y, de este a oeste, desde Punta Indio hasta Monte y General Belgrano. La región X, por su parte, arranca al este por Lobos-Roque Pérez y llega hasta Bragado -al oeste-, mientras que de norte a sur traza la línea desde Mercedes hasta Saladillo. Por fin, la XII cubre el populoso partido de La Matanza.

Diarreas

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AÑOS COMPARADOS, ACUMULADO


NOTIFICACIONES POR SEMANA EPIDEMIOLÖGICA


Fuente: GCBAInfografía: Clarín

En cuanto al mundillo porteño, los barrios en los que se sitúan los establecimientos que proveyeron la información del Boletín Epidemiológico Semanal (BES, del 19 de abril) son típicos de clase media.

Las comunas que más variaron su notificación interanual de diarreas son la 15 (Villa Crespo, Paternal, Chacarita, Villa Ortúzar, Parque Chas y Agronomía), que multiplicó por 30 sus cifras, y también la 12 (Saavedra, Coghlan, Villa Urquiza y Villa Pueyrredón), que advirtió un aumento en más de 15 veces.

Además, en solo 14 semanas, fueron notables las alzas en las comunas 10 (Floresta, Vélez Sarsfield, Villa Luro, Monte Castro, Versalles y Villa Real), casi 13 veces mayor; la 4 (Parque Patricios, Nueva Pompeya, Barracas y La Boca), que casi triplicó sus números; y la 7 (Flores y Parque Chacabuco), que casi los duplicó.

También se destaca la comuna 5 (Almagro y Boedo) porque es la que más casos totales reportó: 1.118 sobre un total de 3.418 en las últimas 14 semanas. Sin embargo, como la variación interanual es irrelevante, fuentes del sector explican que el “abultamiento” de casos se debe a un efector privado en particular, considerado “un gran notificador”.

Por cierto, no es usual que sanatorios y clínicas privados informen datos a este sistema de vigilancia público, principalmente nutrido por lo que llega de hospitales porteños y CeSaCs, los centros de salud comunitarios de la Ciudad. El dato no es menor porque -en alguna medida- habla del perfil socioeconómico de la población afectada.

Por qué la Ciudad empezó a notificar las diarreas leves

Es evidente que no todas las personas que atraviesan un cuadro de diarrea irán al hospital. Posiblemente lo hagan si además registraron fiebre, si el cuadro es prolongado o incluye otros síntomas. Esto es importante porque los reportes epidemiológicos pueden ser vistos como una muestra de un escenario de casos mayor, que en realidad no se conoce.

Aun cuando llama la atención el conteo de diarreas en estas 14 semanas, en las últimas dos hubo un descenso. Podría deberse a la notificación tardía (esbozaron en la Ciudad) o a que lo que sea que estuvo pasando haya empezado a ceder.

Lo último está en línea con la teoría de la “temporada de diarreas”, ligada al verano, en especial si mucha gente llega de vacaciones desde zonas como Brasil, donde los problemas con el agua corriente son famosos.

Sin embargo, el alza de diarreas empezó por lo menos en septiembre y se estiró hasta abril inclusive, se pudo confirmar.

Fue la primera semana de septiembre de 2023 cuando, de hecho, el Boletín Epidemiológico porteño empezó a incluir la categoría “diarreas”, diferenciada de otras tres parecidas: las diarreas “sanguinolientas”, las “bacterianas” y las “virales”. O sea que de tres tipos de diarreas, el BES pasó a reportar -hasta hoy inclusive- cuatro.

Desde la Ciudad aclararon que las “diarreas” (a secas) incluyen tanto las severas como las leves. Y si empezaron a notificar públicamente todas es justamente por el potencial aumento de casos. Ahora bien, ¿a qué se debe?

Las edades de las personas que reportaron diarreas

Antes, un par de aclaraciones técnicas. Mientras las diarreas severas (sanguinolientas, virales y bacterianas) se notifican de forma “nominalizada” (o sea que cada caso está asociado a un paciente específico con nombre y domicilio), las diarreas leves sumadas ahora se consignan de forma “agrupada”.

En la práctica, significa que el CeSaC tal le avisa al ministerio que en la semana tuvo equis cantidad de consultas por diarreas leves, sin dar mucho más detalle sobre los pacientes (ni su lugar de procedencia ni antecedentes de salud), salvo las edades. Este detalle es central cuando uno intenta investigar las causas, una búsqueda muy difícil cuando la notificación es agrupada.

Hablando de edades, el 43% de los reportes de diarreas de 2024 correspondieron a menores de 20 años. Hay una tanda de 30% de adultos jóvenes de entre 20 y 44 años, y el resto son mayores de esa edad.

Mirando la foto completa (y contra la hipótesis de algunos médicos consultados que aventuraron que los afectados “deben ser todos chicos”), la distribución de diarreas, en este caso, parece “democrática”. Los grupos etarios que reportaron más fueron nenes de 5 a 9 años (11%), adultos jóvenes de entre 25 a 34 (13%) y el grupo de 45 a 64 años (14%).

Las causas de las diarreas en el radio metropolitano

Aunque lo habían destacado como dato relevante en el BEN, desde el Ministerio de Salud de la Nación transmitieron que los casi 40.000 casos de diarrea aguda de la provincia de Buenos Aires “en lo que va del 2024, es un comportamiento del evento dentro de lo esperado, teniendo en cuenta lo notificado en años anteriores”.

Sin embargo, el Ministerio de Salud porteño admite estar mirando sus cifras “hace ya varios meses”. Intentan profundizar en las causas, dijeron, que a priori consideran “variadas”, como parte de un fenómeno “multicausal”. En la comunicación se arrojaron palabras como “estacionalidad” o “sensibilidad”.

Lo último alude a efectores que, tras un brote, quizás quedan “sensibilizados” y entonces notifican con mayor rigor. Parece raro, considerando que las cinco comunas con más variación interanual de diarreas se nutrieron de la información de 27 efectores, la mayoría (se puede estimar), CeSaCs, ya que no hay mucho más que un hospital porteño por comuna.

Desde Salud explicaron que, siendo agrupada la notificación, es muy difícil dar con las causas. Y agregaron que, además, “los casos parecen estar bajando hace dos semanas”.

Diarreas: entre los males de salud y los males económicos

El misterio del aumento de las diarreas fue trasladado a varios infectólogos. Clarín puntualmente consultó si el deterioro socioeconómico de la sociedad, con muchísima gente revolviendo basura o rescatando sobras acá y allá (incluso en la heladera propia, donde quizás se recicla lo que antes, por poco fresco, se tiraba a la basura), podrían estar calando a este nivel.

O, simplemente, como efecto de una alimentación más berreta o el menor mantenimiento de -por ejemplo- las conexiones domiciliarias de la red de agua potable porteña, producto de la inflación y el poder adquisitivo derrumbado.

Cuatro especialistas de renombre se excusaron y apuntaron (cada uno con sus palabras) que “siendo notificación agrupada, es muy difícil profundizar en la etiología, o sea, las causas”, tal como dijeron en la Ciudad.

Sin embargo, el médico gastroenterólogo del centro Gastroenterología Diagnóstica y Terapéutica (GEDYT) José Tawil compartió un par de hipótesis “provisorias”.

La primera es que “cualquier individuo que haya cursado una infección aguda, de acuerdo a la magnitud, puede quedar con síntomas funcionales del tubo digestivo”.

Pero, en su opinión, dado que “la gente que consulta en hospitales públicos suele no tener prepaga u obra social y habitualmente tiene menores condiciones económicas, al tener casas más precarias, tal vez tenga dificultades para obtener agua segura”. Esto, sumó, “vuelve a mucha gente más proclive a tener infecciones”.

“Habría que analizar un par de casos específicos para ver si viene por ese lado, pero lo que se ve en centros hospitalarios es población que, en todo sentido, está mucho más expuesta”, dijo el médico, y concluyó: “A menores ingresos, mayor dificultad para obtener agua potable y alimentos sanos”.

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