El glaciar Perito Moreno, uno de los íconos naturales de la Patagonia argentina, atraviesa un proceso de retroceso que alarma a la comunidad científica.
En los últimos años, el frente del glaciar dejó de avanzar durante el invierno, lo que impide recuperar la posición perdida en verano. Esta dinámica marca un cambio profundo en su comportamiento y pone en duda su estabilidad futura.
Según explicó Lucas Ruiz, investigador del CONICET, el glaciar comenzó a mostrar signos de retroceso hace al menos cinco años.
Desde entonces, perdió más de 800 metros de masa y se desplaza hacia zonas más profundas del lago Argentino. Este fenómeno no tiene precedentes en décadas y podría marcar el inicio de una fase irreversible.
¿Qué significa el retroceso del glaciar?
El Perito Moreno siempre se destacó por su equilibrio: avanzaba y retrocedía de forma natural, sin perder masa de forma significativa. Pero desde 2019, los registros muestran una aceleración en la pérdida de hielo. Hasta ese año, el retroceso acumulado era de apenas 100 metros. Hoy, supera los 800.
Este cambio preocupa porque el glaciar termina en un cuerpo de agua, lo que lo hace más vulnerable. A medida que se adentra en zonas más profundas, el proceso de deshielo se acelera y se vuelve más difícil de revertir.
¿Qué consecuencias puede tener?
Una de las primeras consecuencias será el impacto en el turismo. El glaciar podría dejar de acercarse a las pasarelas, el punto más visitado por turistas nacionales e internacionales. Esto afectaría la experiencia visual y la infraestructura de la zona.
Pero el problema va más allá del turismo. El retroceso del Perito Moreno también modifica la hidrología local y pone en riesgo los ecosistemas que dependen del equilibrio glaciar.
La pérdida de masa puede alterar el caudal de los ríos, afectar la flora y fauna regional y generar cambios en el clima de la zona.